Hemos chocado hasta la saciedad estas fiestas nuestras copas con amigos y familiares al grito de “un brindis” y de “Salud” todos hemos alzado las copas de vino o champán y hemos celebrado nuestras reuniones… pero ¿por qué brindamos?
La verdad que durante la Navidad hemos pensado mucho sobre esto, realmente chocar las copas es una tradición y como todas, la llevamos practicando desde tiempos remotos. Fueron los griegos los primeros que comenzaron a practicar el “chin-chin”, y tiene que ver con la muestra de confianza que el anfitrión ofrecía a sus invitados.
En las celebraciones de banquetes y convites, el anfitrión solía levantar su copa y beber un trago, como señal de que la bebida que se estaba sirviendo era buena y no contenía ningún tipo de veneno ya que por aquella época, la mejor forma de eliminar a un adversario era envenenando su bebida. Así, al finalizar el trago, chocaba su copa con el de al lado y así sucesivamente hasta que todos los invitados lo habrían hecho.
Lejos queda el brindis como muestra de confianza para nuestros invitados. En el siglo XVIII, el brindis se consideraba una señal de respeto, momento en el que se dedicaban buenas palabras para ensalzar la figura de alguien, por lo general con la copa de vino alzada y luego se chocaban produciendo el sonido característico de cristal con cristal. Esta práctica se asemeja más con la actualidad, en la que el brindis se utiliza para festejar situaciones, acontecimientos, buenas noticias…
Y tú, ¿por qué brindas?